Una teoría económica que sostiene que las personas codifican, categorizan y evalúan sus actividades y resultados financieros de forma subjetiva en sus mentes.
Descripción
La teoría se desarrolló en el campo de la economía del comportamiento por impulso del economista y Premio Nobel Richard Thaler.
La idea central es que las personas no siempre actúan como los agentes económicos perfectamente racionales que postula la economía tradicional, ya que se dejan llevar por la psicología y las emociones al tomar decisiones financieras, incluso llegando a actuar de manera irracional, a pesar de que el dinero es fundamentalmente fungible (es decir, cada euro tiene el mismo valor, independientemente de su origen o el uso previsto).
Componentes
Thaler identifica tres componentes principales en la contabilidad mental:
1. Evaluación de resultados
Se refiere a cómo las personas perciben y experimentan las ganancias y pérdidas y cómo evalúan sus decisiones. Las personas tienden a evaluar las transacciones de forma individual (una a una) y en relación con un punto de referencia, en lugar de en función de su riqueza total, lo cual se alinea con la teoría de las perspectivas de Kahneman y Tversky.
2. Asignación a cuentas específicas
Las personas clasifican sus fondos en «cuentas» mentales separadas o categorías, asignando etiquetas a la fuente (cómo se obtuvo el dinero) y al uso (para qué se destinará). Esta categorización rompe el principio de fungibilidad.
3. Frecuencia de evaluación
Se refiere a la periodicidad con la que las personas «equilibran» sus cuentas mentales (diaria, semanal, anual) y la amplitud o estrechez con que definen el marco de sus decisiones (choice bracketing).
Impacto en las decisiones financieras
La contabilidad mental puede conducir a sesgos y errores financieros, como:
- Falacia del coste hundido (sunk cost fallacy): Continuar invirtiendo recursos (dinero, tiempo, esfuerzo) en un proyecto o actividad fallida porque ya se ha invertido previamente, al considerar el gasto anterior como una inversión en una cuenta mental, en lugar de reconocerlo como una pérdida irrecuperable.
- Diferente propensión a gastar: Gastar dinero de una tarjeta de crédito más fácilmente que en efectivo o destinar un reembolso de impuestos a gastos frívolos mientras se tienen deudas con intereses altos, porque se tienen en cuentas mentales separadas.
- Efecto dotación (endowment effect): Valorar más un bien o activo cuando ya se posee, lo que dificulta desprenderse de él, incluso a un precio superior.
Ejemplos
Imaginemos que una persona, que llamaremos Ana, planea un viaje de vacaciones de una semana. El proceso de contabilidad mental podría ser el siguiente:
1. Asignación a cuentas específicas (Categorización)
Ana empieza creando cuentas mentales separadas para su viaje, rompiendo la fungibilidad del dinero:
- Cuenta mental 1: Ahorros/Presupuesto del viaje (2000 Eu ahorrados específicamente para el viaje). Este dinero se considera «intocable» para gastos diarios.
- Cuenta mental 2: Dinero para «caprichos» (500 Eu recibidos como bono inesperado en el trabajo). Este dinero se etiqueta como «dinero extra/de la casa» y se destina a gastos impulsivos o lujos.
- Cuenta mental 3: Gastos diarios regulares (el sueldo mensual de Ana, que no forma parte del presupuesto del viaje).
Consecuencia del sesgo
Si Ana ve un recuerdo caro que le gusta, es mucho más probable que lo compre usando el dinero de la cuenta 2 (bono inesperado), porque mentalmente lo percibe como «menos valioso» o «más fácil de gastar» que si tuviera que sacarlo de la cuenta 1 (ahorros del viaje) o la cuenta 3 (sueldo mensual), aunque financieramente los tres son iguales.
2. Evaluación de resultados (impacto de las transacciones)
Durante el viaje, Ana evalúa sus gastos basándose en puntos de referencia y ganancias/pérdidas relativas, no en el coste absoluto.
Ana necesita alquilar un coche para un día. En la agencia de alquiler, le ofrecen un seguro adicional por 50 Eu.
- Escenario A (punto de referencia alto): El coche de alquiler cuesta 300 Eu. Ana percibe el seguro de 50 Eu como un gasto pequeño en comparación con el alquiler total y lo acepta sin dudar.
- Escenario B (punto de referencia bajo): Ana descubre un cupón que reduce el coste del alquiler del coche a solo 50 Eu. Ahora, percibe el seguro adicional de 50 Eu como un gasto enorme, ya que duplica el coste total. Aunque en ambos casos el coste absoluto del seguro es 50 Eu, en el escenario B el «dolor del pago» es mucho mayor y Ana probablemente lo rechace.
Ganancia segregada
Al evaluar sus gastos del día, Ana se siente mucho más feliz al recibir dos descuentos separados de 10 Eu que al recibir un solo descuento integrado de 20 Eu (gana más utilidad de dos pequeñas «ganancias» segregadas).
3. Frecuencia de evaluación (cuándo se «cierran las cuentas»)
La frecuencia con la que Ana revisa y «cierra» sus cuentas mentales afecta su comportamiento.
- Frecuencia estrecha (corto plazo): Ana revisa sus cuentas mentales cada día. Si hoy gasta demasiado en la cuenta 1 (presupuesto del viaje), mañana se siente obligada a compensar y restringir severamente sus gastos para «volver al presupuesto». Esto limita su disfrute del viaje.
- Frecuencia amplia (largo plazo): Ana decide no revisar sus cuentas hasta que regrese del viaje (o sólo una vez a la mitad). Al evaluar su presupuesto de manera más amplia, se siente menos estresada por los gastos diarios individuales, ya que los agrupa en el marco mayor de «todo el viaje». Esto le permite tener un mejor autocontrol limitado, ya que pospone el «dolor» de contabilizar la pérdida total.
En resumen, Ana no trata las unidades monetarias (Euros, en este caso) de manera uniforme. La etiqueta mental, el contexto del gasto y la frecuencia de su revisión definen sus decisiones de gasto.
Recursos adicionales
Bibliografía recomendada
Thaler, R. (2016). Misbehaving: The Making of Behavioural Economics. Dk.
Thaler, R. (2016). Todo lo que he aprendido con la psicología económica. Deusto.
Thaler, R. y Sunstein, C. R. (2023). Nudge. Penguin.