Un tipo de proceso lógico que consiste en derivar principios o conclusiones generales a partir de la observación de casos particulares o específicos.
Descripción
El proceso de inducción sigue la dirección opuesta al razonamiento deductivo. Los pasos son:
- Observación de casos específicos: Se comienza observando un número limitado de instancias, eventos o hechos particulares.
- Generalización: Basándose en la recurrencia o patrón observado en esos casos, se formula una conclusión probable que se aplica a todos los casos de ese tipo.
Naturaleza probabilística
Las conclusiones del razonamiento inductivo son probables, no ciertas con absoluta seguridad lógica. Una conclusión inductiva es fuerte si las premisas la hacen muy probable, pero sigue siendo posible que sea falsa.
El razonamiento inductivo es fundamental en la ciencia empírica, donde se utiliza para formular hipótesis y teorías que luego se ponen a prueba mediante experimentación.
Fortaleza del argumento
La fuerza de un argumento inductivo se basa en:
- Número de casos: Cuantos más casos particulares se observen, más fuerte será la conclusión.
- Representatividad: Los casos deben ser una muestra representativa del grupo total al que se aplica la generalización.
Historia
Los principales teóricos del razonamiento inductivo son figuras clave en la filosofía y la lógica, especialmente aquellos asociados con la ciencia empírica y la formulación del método científico moderno. Entre ellos destaca la figura de Francis Bacon (1561-1626), a quien se suele considerar como el padre del método inductivo moderno en la ciencia. En su obra Novum Organum (Nuevo Instrumento), Bacon criticó la lógica deductiva aristotélica por ser estéril para el descubrimiento científico. Propuso la inducción eliminativa, un método sistemático para pasar de la observación de fenómenos particulares a la formulación de leyes generales, utilizando tablas de presencia, ausencia y grados para eliminar hipótesis y acercarse a la causa real.
Décadas más tarde, David Hume (1711-1776) planteaba el problema de la inducción, lo que tuvo un impacto masivo en el pensamiento posterior. Hume argumentó que no existe una justificación puramente lógica o racional para la inducción. El hecho de que el sol haya salido todos los días hasta ahora no es una garantía lógica de que saldrá mañana. Nuestra creencia en la inducción se basa en la costumbre y la asociación psicológica de ideas, no en una verdad necesaria. Su crítica estableció la naturaleza probabilística y no-deductiva del razonamiento inductivo, influyendo en toda la filosofía de la ciencia.
Décadas más tarde, John Stuart Mill (1806-1873) desarrollaría un marco lógico para la investigación científica inductiva. En su Sistema de Lógica Ratiocinativa e Inductiva (1843), Mill formalizó los famosos Cinco Cánones de la Inducción (método de la concordancia, método de la diferencia, método conjunto de concordancia y diferencia, método de los residuos y método de las variaciones concomitantes). Estos cánones buscaban establecer relaciones causales entre fenómenos, ofreciendo reglas para la inferencia inductiva utilizada en la ciencia.
El siglo XX presenciaría el surgimiento y consolidación del positivismo lógico. En el marco de esta corriente de pensamiento, el filósofo Rudolf Carnap intentaría desarrollar una lógica inductiva que cuantificara el grado de confirmación o probabilidad que las observaciones particulares conferían a una hipótesis general. El siglo XX también fue el escenario de la crítica de Karl Popper (1902-1994) al razonamiento inductivo. Argumentó que la ciencia no avanza por inducción, sino por falsación. Las teorías se formulan como conjeturas y se someten a pruebas para intentar refutarlas. Esta crítica al inductivismo es crucial para entender su lugar en la filosofía moderna de la ciencia.