Tecnología para la investigación

Con todo lo estimulante que resulta cualquier proceso de investigación, también puede ser un camino plagado de escollos si no nos apoyamos desde los primeros estadios en determinados instrumentos y estrategias.

Afortunadamente, la digitalización nos ha puesto al alcance una infinidad de facilitadores para el desarrollo de nuestras investigaciones. Hoy en día el problema podría estar en la sobreabundancia -y no la falta- de opciones y las consiguientes dudas a la hora de escoger los instrumentos que mejor se ajusten a nuestras necesidades.

Pensando en simplificar la búsqueda y selección, he preparado una lista de herramientas TIC que pueden ayudar en las diversas fases del proceso de investigación en ciencias sociales.

Definiendo el problema

La definición de la pregunta de investigación puede requerir más esfuerzos de lo esperado. Una revisión preliminar de bibliografía y hemerografía, junto con el aprendizaje obtenido desde la propia experiencia, nos facilitarán las cosas, pero aun así la organización, jerarquización y refinamiento de los conceptos puede volverse un camino cuesta arriba.

Mi consejo sería contar con una base de datos bibliográfica ya desde las primeras aproximaciones al objeto de estudio y, además, personalizarla con taxonomías de categorías y etiquetas. Los gestores bibliográficos digitales resultarán no sólo útiles sino imprescindibles. Pero en último caso, la delimitación del problema es una decisión personal no poco compleja. Por esto puede ser buena idea tener a la mano alguna herramienta de visualización del proceso de conceptualización, como una pizarra virtual o un generador de mapas mentales.

Gestión de información y documentos

La gestión documental no debería considerarse una fase de la investigación, sino una actividad transversal, que acompaña el proceso desde la ideación hasta el momento de la difusión de resultados. Por eso, conviene dedicar unos momentos a comparar, probar y elegir las TIC que mejor respondan a nuestras necesidades de búsqueda, conservación y uso de la información. Por suerte contamos en la actualidad con plataformas de gestión bibliográfica, así como de almacenaje de documentos en la nube.

Planificación del trabajo

La planificación de las tareas y del tiempo que habremos de invertir en cada una de ellas es un asunto que no podemos abordar de manera superficial y, por otro lado, deberíamos dedicarle nuestra atención en una fase muy inicial de la investigación.

Por supuesto, por muy cuidadosa que sea esta planificación, siempre habrá que hacer ajustes. De allí la recomendación de que nos dotemos de una herramienta digital y, ojalá, sincronizada en nuestros diferentes dispositivos electrónicos, que nos ayude a organizarnos, recordarnos los plazos de vencimiento, tener siempre a la mano toda la información necesaria para ejecutar cada tarea e, incluso, premiarnos por el trabajo hecho a tiempo.

Gestión del proyecto

La investigación no suele -y no debería- ser una labor solitaria. Necesitaremos constantemente de otras personas, ya sea como fuentes de información, colaboradoras para el desarrollo de determinadas tareas, pares que nos hagan comentarios y aportes, como evaluadoras o stakeholders.

Podemos sacar provecho de algunas herramientas que originalmente se crearon para la gestión de proyectos tecnológicos, pero que en la actualidad son utilizadas por equipos de trabajo de los ámbitos más variados.

La tecnología que elijamos para organizar todo el proyecto debería reunir unas características básicas, como que sea muy visual, utilice un sistema de gestión de tareas (por ejemplo, basado en el marco kanban), se pueda integrar con otras plataformas o que fomente la comunicación en línea y en tiempo real.

Análisis de información

El mundo de las  TIC para el análisis de datos se ha enriquecido notablemente en los últimos años y sigue en continuo crecimiento. En este terreno encontraremos herramientas especializadas ya sea en métodos de investigación cuantitativos, cualitativos o mixtos; también las hay que requieren algunas competencias en codificación, junto con otras de tipo low code o no code. Es decir que, tanto si nos estamos iniciando en la investigación empírica, como si si somos versados programadores o expertos en data science, encontraremos una solución tecnológica que responda a nuestros requerimientos.

Presentación de resultados

La forma en que presentemos los resultados estará condicionada por la modalidad de investigación que hayamos aplicado. Los gráficos serán nuestro instrumento principal de visualización si la investigación ha sido de tipo cuantitativo. La investigación cualitativa tiene algunas particularidades a la hora de ofrecer resultados, ya que tendremos que recurrir a ejemplos, citas y tipologías. Sin embargo, también existen ciertas formas de visualización especialmente adecuadas para los estudios cualitativos; pensemos, por ejemplo, en la nube de palabras, el flujograma o el diagrama de Sankey.

Difusión de la investigación

Considerando que toda investigación persigue un incremento en el bagaje de conocimiento de la sociedad, los mecanismos que empleemos para su difusión son mucho más que un factor accesorio. Desde luego, los primeros canales que tendremos que incluir en la estrategia de comunicación son los de tipo académico: revistas científicas, prioritariamente, y congresos, conferencias, seminarios y publicaciones de divulgación, en segundo término.

Pero aún podemos ir más allá. En el mundo en que vivimos, las redes sociales son un mecanismo ubicuo de intermediación y en el terreno de las ciencias encontramos destacables ejemplos de su uso para expandir los alcances del conocimiento. Por ejemplo, pensemos en las posibilidades que ofrecen los hilos de Twitter para presentar datos y observaciones de manera encadenada y categorizada mediante hashtags. Eso sí, no olvidemos que por regla general las revistas científicas sólo acogen trabajos inéditos y la divulgación, por lo tanto, debería esperar a que los resultados de investigación se hayan distribuido por los canales académicos formales.

Revisemos algunas TIC que podrán ayudarnos en la difusión de la investigación y en la adaptación de nuestro mensaje a las narrativas digitales.

Unos breves consejos finales

El mundo de las TIC  es tan atractivo y variado que vale la pena aplicar algunos criterios de discriminación a la hora de elegir la tecnología más adecuada.

En primer lugar, sugiero decantarse por aquellos aplicativos que requieran una menor curva de aprendizaje en relación con nuestras competencias previas, especialmente si somos investigadores noveles, emprendiendo, digamos, un trabajo final de grado. Como casi siempre, lo simple casa mejor con la eficiencia. Aparte del esfuerzo de adoptar nuevas tecnologías, otro riesgo viene asociado a la tendencia que tenemos algunas personas (y aquí utilizo intencionalmente la primera persona) a deslumbrarnos por cada nueva herramienta que vamos descubriendo. Si bien puede resultar muy atractivo contar con una app para cada necesidad, es una buena idea intentar reducir su número. O bien, decantémonos por aquellas soluciones tecnológicas que permiten la integración entre plataformas.

Por último, Insistiré en una idea que ya defendí antes: la investigación no es una empresa ni individual ni solitaria y aunque el proyecto sea tuyo y sólo tuyo, plantéate la conveniencia de adquirir hábitos de trabajo en equipo y, además, adoptar la tecnología que facilitará la comunicación, la coordinación y la colaboración con eventuales personas colaboradoras… o fuentes… o pares.

Este post ha sido pensado como una ayuda a estudiantes que llevan a cabo su TFG. No pretende de ninguna manera ser exhaustiva y seguramente experimentará modificaciones en el futuro próximo. ¡Se aceptan ideas, consultas y peticiones de información!